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Los injertos de hueso en el maxilar suelen necesitarse para evitar fallos en implantes

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Los injertos de hueso para implantes dentales se suelen hacer necesarios, normalmente, cuando el hueso maxilar es demasiado delgado o suave para mantener el implante en su lugar. Si el hueso no puede soportar el implante, puede darse el caso de que la cirugía de implantes dentales falle.

Concretamente, tres son los casos en los se debe hacer un injerto óseo antes de una rehabilitación por implantes. Uno, para conseguir o mantener la altura ósea tras la extracción de una pieza y poder así colocar un implante. Dos, para rehabilitar un hueco óseo, ya sea en altura o anchura, para posteriormente colocar los implantes. Y tres, cuando se realizan técnicas de elevación del seno maxilar para poder colocar así implantes en las zonas posteriores, como son los molares.

Los injertos de hueso dental se pueden hacer de varias maneras según la procedencia del hueso. En casos extremos de grandes necesidades óseas, se puede obtener una sección de otra zona del cuerpo del paciente o de un animal y realizar un injerto de hueso en bloque. En este proceso, los bloques óseos se anclan mediante placas y tornillos de titanio.

Aunque, en la mayoría de los casos, se suele usar hueso sintético que estimula la generación ósea. Se colocan en el defecto óseo con la encía bien separada y disponiendo una membrana de colágeno para sellar el material en el defecto y evitar su desplazamiento

Una vez que el injerto de hueso se ha realizado con éxito, se puede proceder con la cirugía de implantes dentales.